“No mates caza, porque no es lo mismo matar que cazar. La persecución, el acoso y la muerte de la pieza, siempre han exigido del cazador esfuerzo físico y agudeza mental. Y en cuanto al ejercicio de la caza contribuya a desarrollar tus músculos y afinar tus sentidos, será para ti una actividad noble y deportiva, regida por la eterna ética biológica.
Una sola pieza que te exija una tarde entera de persecución, una penosa espera desafiando al ciervo o un laborioso cálculo de estrategia cinegética, representara más alta conquista y más provechosa dedicación que cien infelices animales derribados con comodidad y sin fatigas. Porque no es la cantidad de capturas lo que forma y ennoblece al cazador, sino la calidad de las mismas”.
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