El prologo de mi nuevo libro me lo preparo mi estimado amigo Don Jesús Yurén
Los dichos de los viejitos
Son Evangelios chiquitos
La caza y la conservación están íntimamente ligadas: cazar sin conservar es sólo matanza y conservar sin cazar es contra-natura. Por ello, cuando alguien, con la experiencia de don Tomás Treviño plasma nuevamente sus recuerdos en un libro de cacería, los devotos de San Huberto debemos poner atención. Tomás ha trascendido en el mundo de la caza, no sólo por sus logros cinegéticos ni por sus éxitos en la conservación pero muy especialmente porque como hombre de bien ha decidido compartir el gozo de sus experiencias en el campo de caza con aquellos, nosotros, que no lo acompañamos y con ello, Tomás tiene su bien merecido premio: revive sus vivencias cada vez que las escribe y cada vez que sus lectores las recreamos.
A más de su hábil desempeño en el monte, Tomás comparte con todos sus colegas cazadores el excelente blog que actualiza periódicamente y nos mantiene informados con gracia y picardía de sus muy amplios conocimientos. En éste, su nuevo libro, Tomás nos conduce a través de la fauna mexicana a las costumbres, modismos y tradiciones de la cacería, desde los cóconos ladinos a través de los esquivos y retadores venados, tanto buras como cola blancas, hasta el borrego cimarrón, gloria de la fauna mexicana.
La trayectoria venatoria de Tomás dura ya setenta años, desde su infancia en San Luis Potosí tras los conejos y liebres usando una escopeta de avancarga hasta el continente negro donde en Zimbabue, cobró cuatro de los cinco grandes; león, leopardo, búfalos y elefante. También sumó a su morral al Príncipe Negro, en mi opinión uno de los más bellos y esquivos antílopes africanos: el sable. Asimismo ha incursionado en Burkina Fasso, uno de los últimos Shangrilá del continente africano.
Desde luego, sus experiencias internacionales en América del Norte y que comprenden incluso el oso negro, son aplicadas en la cacería nacional donde, incansable, Tomás vena en nuestro país, muy especialmente tras los venados, afición que comparte con una gran mayoría de monteros nacionales pues es una de las grandes piezas más accesibles a todos los alcances. Ha cazado el aoudad o borrego berberisco que está firme y ampliamente establecido en las montañas desérticas de nuestro país. Como buen ecologista, combate los marranos euroasiáticos que son una verdadera plaga en los campos de América.
Leer a Tomás es como platicar con él, recuerda miles de detalles pequeños pero muy interesantes, los nombres de sus compañeros y colaboradores, el detalle de sus aciertos y de sus fallas. Tomás es uno de los personajes de la cacería norteña, que ha practicado ya en dos diferentes siglos, el XX y el XXI, pero cuya experiencia y logros conducirán a los jóvenes cazadores por las sendas de la caza, la conservación y el respeto a la vida silvestre más allá de nuestros días, trascendiendo por sus escritos y por lo que deja a sus lectores.
Deseamos a Tomás una gran inspiración para poder disfrutar con él sus grandes conocimientos y muy especialmente su fácil charla convertida en prosa. Al presentar este libro ya esperamos con ansia que su fecunda creatividad nos traiga el próximo.
Jesús Yurén G.
Ocoyoacac, Edo. De México; enero de 2015
Jesús Yurén, algunos datos biográficos.
Nací el 25 de Noviembre de 1942
Cobré mi primera pieza de caza mayor, un venado cola blanca, el día que cumplí 16 años, en la sierra de San Marcos y Pinos. Un venado cola blanca también es el último trofeo que abatí en diciembre, pocos días después de cumplir 72.
He cazado en los cinco continentes, mi cacería preferida son los borregos y las cabras silvestres. Creo que el mayor trofeo de la caza mayor es el Marjor de Sulaiman.
He escrito cinco libros de cacería: ‘El Juglar del Viento’ tomos I, II y III; ‘Cantos de las Cumbres’, traducido al Inglés y publicado por Safari Press como ‘Song of the Summits’ y ‘Tras una Quimera’. He colaborado con capítulos en varios otros y escrito numerosos artículos sobre cacería y conservación.
Pertenezco, entre otras organizaciones de cacería y conservación, a la Orden de San Huberto, al Club Safari de México, al Capítulo Monterrey del Club Safari Internacional, al Grand Slam Club – OVIS, al Dallas Safari Club, a la Federación Mexicana de Caza.
He sido honrado con los trofeos ‘Luchador Olmeca’ (1985) y ‘Salón de la Fama’ (1986) de la Confederación Deportiva Mexicana, ‘Weatherby Award’ (1995), ‘International Hunter of the year’ (1996), ‘Conklin Award’ (2005), ‘OVIS Award’ (2005). Primera edición del premio ‘Adrián Sada Treviño’ y ganador de la ‘Copa Monterrey’ en 2013.